martes, febrero 17, 2009

Ayer... Machupicchu

Y finalmente la meta mayor: Machupicchu, llegué muy temprano allá. Me recibió una niebla espesa y húmeda que rodeaba las cumbres de la ciudadela incaica dándole un aspecto mítico y majestuoso... a medida que transcurría la mañana el sol iba recuperando sus dominios perdidos dando paso a una de las vistas mas preciosas y maravillosas que he visto, una ciudad de piedra que se alzaba imponente entre cuatro montañas de granito... al fondo la más imponente de todas el Huainapichu. Estuvimos casi todo el dia alla, mezclados con la multitud de turistas que en parte han hecho de esta ciudad un destino comercial mas, ya la ciudad mística encerrada por la enmarañada selva que Neruda reflejo en sus versos pasó a ser un producto turistico, aunque no por ello menos sorprendente. Rocas trabajadas por manos de hombres duros y amantes de su entorno, centros espirituales y astronomicos, hermosos miradores hacen de Machupicchu un destino inolvidable.

Hubo un momento que me quede solo un rato recostado en una de las terrazas mirando las grandes montañas de granito que rodean la ciudad y alla al fondo del precipicio el río sagrado y su poderoso caudal que se oía en la cima misma, me puse a escuchar algunos temas de Los Jaivas que hicieron en Machu fue un momento muy especial y lleno de paz, el día estaba despejadísimo y lleno de nubes de algodón que ocultaban las cumbres de los cerros en el cielo azul... la " espuma de los condores" que veia Neruda desde ese mismo lugar. Al rato me quede dormido y cuando desperté habian pasado como dos horas, menos mal que me eché bloqueador solar o sino me habría insolado... quizás este era el premio mas grande de todos, pensaba yo, me acorde de mi hermano y de un sueño mas que cumplí en su nombre pues el tambien queria ir para allá... y mire al cielo y agradecí a Dios nuevamente por este inolvidable momento que me regalo ayer.

Y llegaba el momento de partir aunque me quedaba con la sensación de que faltaba algo más (quizás haber subido al Huainapichu pero eso quedará pendiente para otra visita) y el pensamiento de que a pesar que Machupichu fue una ciudad llena de vida forjada a partir de la piedra misma del granito cordillerano sólo quedó en eso, una silenciosa y antigua ciudad de piedra testigo silencioso de la maravilla incaica que logró trscender más allá de sus vidas y de las piedras enmudecidas por las centurias, y que se hace presente en la sangre de la gente que hoy vive en estos lares. Se me viene a la mente los siguientes versos de Neruda, musicalizados por Los Jaivas en el tema "La poderos Muerte", y con esto me despido:

"Cuando la mano color de arcilla
se convirtió en arcilla
y cuando los pequeños párpados
se cerraron
llenos de ásperos muros,
poblados de castillos
y cuando todo el hombre
se enredó en su agujero
quedó la exactitud enarbolada:
El alto sitio de la aurora humana:
La más alta vasija que contuvo el silencio
una vida de piedra después de tantas vidas"



Entre el cielo y el mar ... un bitácora de viaje.