domingo, julio 02, 2006

Lejanía



Un buque es un mundo aparte y singular. El único nexo que tienen con el mundo normal son los puertos. Un buque es una cultura errante y el intercambio de experiencias entre marinos y la gente de tierra y el ser testigo de costumbres tan distintas a las de uno es un fenómeno que resulta ser bastante interesante y particular. Por ejemplo, en un puerto norteamericano se pueden hallar buques con tripulaciones de orígenes tan diversos que van desde hindúes, filipinos, croatas, chinos, griegos, polacos... el ser testigo de este intercambio cultural es, sin duda, una experiencia invaluable.

Quizás el único denominador común entre tanta pluralidad de culturas de orígenes tan distintos sea el hecho de ser éste un mundo bastante solitario por lo general. Soledad que permite un contacto mas íntimo con uno mismo, disfrutar de cerca este contacto con el mar y su naturaleza cambiante, sus atardeceres de charlas que van desde temas tan "vanos" como hablar de mujeres (weno igual es un tema importante jaja) hasta temas de mayor profundidad y trascendencia (esos temas que lo hacen a uno "filosofar") siempre queda un tiempo para el relajo y el pensar. Por otro lado, esta soledad pesa sobre todo en navegaciones largas y distantes, singladuras que hacen extrañar poner pies en tierra... con respecto a esto último la convivencia y camaradería es bastante importante. Según mi experiencia me he sentido bastante afortunado hasta ahora y creo que esta relación que llevo con este mundo errante y milenario perdurará por un buen tiempo más... (si da para llegar a ser capitán sólo Dios lo dirá... jejeje)

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Entre el cielo y el mar ... un bitácora de viaje.