Hoy es mi último día en el buque… después de estar más de cinco meses navegando, a pesar de eso tengo la sensación de que me hubiese embarcado hace dos semanas y de hecho el equipo que me tocó en este embarco ha sido tan bueno que me quedaría un par de meses más… pero es hora de bajar y poner pies en tierra firme y acá estamos de vuelta al punto de partida de lo que fue esta travesía, San Antonio. Estamos fondeados a la gira hace dos días, sin considerar las cinco horas que estuvimos amarrados al sitio 2 en San Antonio… aproveché ese ratito que estaba libre para ir a comer con el contramaestre dos super completos gigantosos dinámicos, el otro tenía chucrut… salimos después de medianoche, volvimos a las 3.30 de la madrugada aprox… valió la pena… estaba feliz, de hecho ni me cepille los dientes esa noche para seguir degustando el sabor.
El Junior... hijo de un tripulante que se embarco con su señora y la otra hija... más desordenao que la cresta y muy llorón y barsa!!! jajajaja por culpa de este angelito me llevé un reto del Capitán en San Vicente... probando el pito del buque me pilló descuidao y se puso a tocarlo como loco... los que oyeron de tierra pensaron que el buque zarpaba sin previo aviso... se llevaron un buen susto.
El Fanta también conocido como "Don Che" junto al tercer ingeniero "Melame" y al que escribe "el Poeta" formabamos el elenco de Morande con Compañía del buque... aqui sale haciendo un baile sensual pa la cámara... jajajaj
Hoy en la mañana los tripulantes han bajado en lancha rumbo a sus casas después de haber fondeado el ancla nuevamente… la que en este rato debería estar trabajando muy despacio por la proa (algo así como muestra la foto).
A pesar de que este inusual silencio de máquinas, grúas y otras maniobras provoca una sensación de soledad en este día, la cual se acentúa más con el hecho de que sólo habemos unas 8 personas en el buque, el silencio de esta tarde de domingo en la que sólo se puede escuchar la suave brisa marina hurgando los caprichosos rincones de las estructuras navales, el golpeteo acompasado del oleaje contra el casco de acero, el sol iluminado la mar llana cuan espejo iluminado… a pesar de todo considero que ha sido uno de los días que más he disfrutado a bordo en este tiempo, quizás sea por el hecho de sentir que mañana estarás nuevamente en casa con los tuyos, que el peso de las responsabilidades a bordo se empieza a desvanecer sobre tus espaldas, que la mente se siente menos aprisionada dando más espacio al esparcimiento, al descanso… al volver ha plantearnos preguntas, reformular lo que ha sido nuestra vida hasta ahora, con lo bueno y lo malo… lo que nos depara para más adelante y en que pie estaremos para afrontarlo… en fin creo que ha llegado el tiempo de dejar de lado ese pragmatismo que me permite ir encarando de frente los nuevos desafíos, comprenderlos para irlos solucionando… es tiempo de salir momentáneamente de esta corriente abrumadora que suele imponer el mundo de hoy para dar lado a ese yo interior, a ese pequeño mundo del cual pocos conocen y ni siquiera el que escribe ha podido descifrar del todo... ahí vamos entonces después de casi un año navegando… y aun no puedo descubrir el lado poético de los buques, algo me dice que los navíos lo tienen pero no se como hallarlo… a ver si lo desentraño alguno de estos días… hay vientos de vacaciones, de comer pastel de choclo, de dormir hasta tarde… de respirar nuevamente los aires del sur… la tierra indómita de la Araucanía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario