viernes, marzo 14, 2008



Hace tres años ya que partiste, y en realidad no había dimensionado el tiempo que ha pasado desde aquel 14 de marzo de 2005 cuando dedidiste dejar este mundo. La medida del dolor es inconmesurable en el tiempo porque a pesar del paso de éste, la tristeza que causó tu partida perdura aún, y lo será por siempre. Pero también se mantiene el recuerdo de lo que significaste para muchos en vida. Para mi en especial, hermano. Han sido tres años que temporalmente no los puedo definir ni como largos ni como cortos, más bien los defino como una transición en mi vida, momentos en los que inicialmente no podía vislumbrar ninguna luz de esperanza o algún faro que me guiara en aquellos instantes. Han sido años de autoevaluación de lo que mi vida fue antes y lo que sería después de tu partida. No sabría decirte con certeza si lo que soy hoy como persona se asemeja a lo que era antes de perderte. Si puedo decir que el dolor que causó tu muerte me permitió conocer un lado de mi que nunca pensé existiese, aprendí a ver el gran valor que tienen las cosas simples de la vida, el lazo con mis padres se hizo más fuerte, que en los momentos en los que sentía con mayor fuerza la soledad tu presencia (o en realidad la de Dios) me acompañaba (y lo hace aún). Todo lo aprendido en este proceso me ha hecho ver las cosas desde una perspectiva distinta, y es que a lo mejor inconcientemente opté por ser feliz, no se en que momento tomé esta decisión, o es que quizás nunca hubo un momento sino que la cosas se fueron dando asi simplemente. El dolor remece los cimientos de tu mundo, obliga a cuestionar, a buscar respuestas para entender no sólo el porque, sino el para que... las razones del sufrir a medida que se entienden van prendiendo los faroles de la senda que elegiste seguir, respuestas y preguntas que van y vienen que permiten determinar que camino escoger para llegar a ser feliz, quizás ese es el gran norte que la mayoría de nosotros intenta seguir. No quiero decir si ahora soy más feliz que hace tres años, no se si estoy más lejos de aquella meta que antes o si alguna vez lograré alcanzarla, lo que si se es que para mi lo aprendido al recorrer este camino ha sido lo más valorable. Mi mayor temor es olvidar todas estas cosas adquiridas en este aprendizaje, desviar el camino sin darme cuenta para corregir. El olvido significaría para mi que tu muerte fue en vano, porque lo que soy hoy en gran medida es por causa tuya. Tu alegría, tu bondad, tu humildad, el amor que me diste perdurará por siempre en mi corazón. Y como te lo dijé una vez "todos los sueños que logre alcanzar serán dedicados a tí por todos aquellos sueños que no alcanzaste a cumplir en vida, aunque ya alcanzaste el sueño más importante que todo buen hombre anhela... estar más cerca de Dios"


P.D El sueño de ver a Iron Maiden ya se cumplió. Para el próximo verano espero cumplirte el otro.

Entre el cielo y el mar ... un bitácora de viaje.